Me gustaría hablar de la familia, y no me refiero a la de sangre, sino a la familia que escogemos y hacemos nuestra en el transcurso de nuestras vidas.
La familia de sangre no se escoge es la que te toca, por lo que en muchas ocasiones puede aparecer una oveja negra que malmeta y rompa la armonía de esa unidad familiar. En el caso de nuestra otra familia, nuestras amistades son tan importantes como nuestra familia de sangre y más en situaciones donde esa familia de sangre se encuentra lejos como es mi caso, que aunque siempre los tienes presentes, que piensas en ellos y que revives esos recuerdos que tan feliz me hicieron siendo niña, aunque exista ese amor a pesar de la distancia, porque permitidme decir que la distancia no rompe el amor y el cariño verdadero, pero a pesar de existir ese amor a quien se recurre son a esas personas cercanas que siempre están ahí , que te apoyan, te comprenden, te escuchan y que el amor que tu les das también ellos te lo devuelven.
Para mi, tanto valor tiene la familia de sangre como la escogida, y no quiero decir con ello que todas las amistades se consideren familia, porque esta palabra en muchas ocasiones, por no decir la mayoría se sobre estima porque la usamos a la ligera, decimos mi amigo o mi amiga cuando realmente estamos hablando de un/a conocid@.
Quería hablar y hacer constar lo importante que son para mi esas personas que siempre están a mi lado, que ríen y lloran conmigo, esas personas con las que siempre puedo contar cuando las necesitó, a todas ellas datos las gracias, gracias por estar siempre ahí, desde hace tantos años, gracias por permanecer en estos largos años de enfermedad, gracias por no darme la espalda, gracias por quererme, por acompañarme, por animarme, gracias y mil veces gracias.
Tampoco me quiero olvidar de mi familia de sangre que se han volcado conmigo cuando los he necesitado y que a pesar de la distancia me hacen saber que están ahí por si los necesitó , y que me transmiten su cariño a pesar de todos los kilómetros que nos separan. A tod@s vosotr@s, muchísimas gracias, gracias y gracias.
Para concluir , como dije al principio no tengo excusa que me justifique, pero cuando anímicamente no estoy bien no me gusta escribir, porque no es eso lo que quiero transmitir a los demás, puedo dar mis quejas de situaciones o sobre determinadas conductas de ciertas personas, pero en ningún caso quiero desanimar ni desmotivar a nadie, y así es como me he sentido en estos dos largos meses, porque en mi anterior publicación hablaba sobre una persona que era y es parte importante en mi vida, a la que consideraba mi abuela, y a la que llamaba como tal…. mi abu estaba malita y no consiguió superar la enfermedad, y el 11 de noviembre nos dejó un vacío muy grande en nuestros corazones. Ella no era mi abuela de sangre, y no se el amor que se le puede llegar a una abuela, porque desgraciadamente no he conocido a ninguna de ellas, pero estoy segura de que el amor sería similar al que yo siento por mi abuela Maria.
Mi abu querida si allá donde estés te llegan mis palabras y más importante aún, mi cariño… que sepas que siempre te voy a reservar un trocito de mi corazón porque lo dejaste marcado con tu humildad y bondad. Gracias por el amor que me dabas. Siempre te recordaré
